No he tocado el blog desde hace muchísimo tiempo. No lo he hecho porque no tenía motivos para escribir y volver a sentirme como antes. Es sencillo: no volveré a estar como antes. Podré estar contenta, podré sentirme orgullosa, podré llorar de felicidad, podré... hacer muchas cosas pero no volveré a sentirme de esa manera como cuando ella estaba.
Han pasado cuatro meses... demasiado largos, casi eternos, en los que me ha dado tiempo a pensar si las cosas hubieran sido diferentes, si las cosas hubieran salido bien. Pero por más que lo piense ya da igual, porque han pasado cuatro meses y yo sigo en mi habitación desesperada por no poder ni tan si quiera escribir. He llegado a aislarme tanto que ni si quiera escribo.
Y los días, las semanas y los meses han pasado, pero yo sigo sin recuperarme y es frustrante. Y lo único que he deseado es poder huir, pero la razón me decía que vaya a donde vaya su recuerdo me perseguiría. Porque no se me ocurre una forma de vivir sin ella, no sé cómo hacerlo. Y aunque he conocido a muchas personas últimamente, ninguna de ellas me ha sabido dar lo que me hace falta, ninguna llega a hacerme bien... y si por casualidad hay una que sí que me hace bien, da igual, porque es como si no lo viera, estoy tan jodida y tan asustada que ni siquiera reparo en que está ahí. Simplemente quiero volver al punto donde empezó todo y pararlo.